lunes, 9 de mayo de 2011

Severiano tiene pendiente un hoyo con San Andrés

Un creador es un hombre que en algo "perfectamente" conocido encuentra aspectos desconocidos. Pero, sobre todo, es un exagerado.
Ernesto Sábato
 
Nos ha dicho adiós Severiano Ballesteros, Seve. Se ha ido un deportista que no solo pertenecía a la familia de los campeones, además era de la estirpe de los pioneros. No tiene más merito el que llega a campeón por un camino o por otro, sin embargo, el sabor de la victoria y el legado que deja el campeón no tiene el mismo sabor si el que lo hace, además, abre un camino.

No hay una sola brizna de hierba de los green de este país que no deba su existencia a Seve. Hoy en día que los campos de golf llenan la península ibérica merece la pena mirar atrás y valorar como un chico de Pedreña cambió la relación de un país y un deporte para siempre.


Años antes de que España comprendiese la importancia de Seve, este ya era idolatrado en toda la campiña británica. Campeón por triplicado del British Open y primer europeo en ganar la chaqueta verde de Augusta (triunfador en casi una centena de campeonatos en toda su carrera), más allá de sus logros, era admirado por su capacidad de innovación dentro del mundo del golf, su juego corto, su estilo natural y su inimitable swing. Una vez que su patria se dio cuenta del fenómeno que era Ballesteros no tardaron en llegar los homenajes y reconocimientos, la celebridad y los requerimientos por parte de prensa y autoridades. Situado en el escalafón de los inolvidables junto a Santana, Nieto, Bahamontes y compañía, Seve comenzó una labor didáctica paralela a su carrera deportiva. Capitaneó la expansión y difusión del golf en España del mismo modo que lo hizo con la Ryder Cup, competición que ayudo a recuperar para Europa después de años de inferioridad frente al gigante americano, Seve mucho tuvo que ver a la hora de recuperar el orgullo del golf en el viejo continente.


Después de una exitosa vida deportiva y una más que accidentada vida personal (en ocasiones ciertamente dura) nos ha dejado Seve, a partir de ahora solo quedan los recuerdos, su palmarés, su legado entre los jugadores. Quizá en otro lugar le quede aun algo que hacer, jugar unos hoyos con quien le dio nombre al campo en el que cuajo algunas de sus más grandes actuaciones. Seguramente hoy la hierba de St. Andrews luzca menos verde que de costumbre.


Ahora que se suceden los obituarios y los recordatorios a lo largo y ancho del globo, nos debemos dar cuenta de la auténtica dimensión de Seve, uno de los pocos personajes españoles cuya fama no conoce fronteras. Minutos de silencio en USA, reportajes en el Reino Unido, días de luto en Cantabria y cientos de frases emotivas provenientes de los profesionales del golf, según Olazabal ningún homenaje será suficiente, seguramente Seve se sentiría orgulloso únicamente con ver a cualquier ciudadano de este país echarse la bolsa de palos al hombro o embocar desde siete metros.


Severiano Ballesteros D.E.P.

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